En Tunuyán, Mendoza, los profesionales de Bórmida & Yanzon Arquitectos, recibieron un encargo de proporciones considerables en un escenario fascinante. El complejo se dividiría en bodega, el centro de visitantes llamado Killka y la capilla de la gratitud.
Una constante en los profesionales de este estudio, es su capacidad para trabajar en parajes de imponente belleza, diseñando edificios con inspiración moderna que se integran al paisaje circundante sin fisuras. Ya habíamos notado esta capacidad en proyectos anteriores como Alpasion Lodge y Cervecería Patagonia, ambos ejemplos de arquitectura de estilo moderno, tal como este complejo.
Acompáñennos entonces a conocer el Espacio Salentein, este vasto proyecto que, no tenemos duda de ello, los dejará sin palabras.
Al pie de la cordillera de los Andes y en un eje de 1 km, se levanta el Espacio Salantein. Este complejo, como mencionamos más arriba comprende los viñedos, la bodega, el centro de visitantes Killka y la Capilla de la Gratitud. Si el escenario es imponente, no lo son menos los edificios de estilo moderno que posan serenos contra el fondo cordillerano, mimetizándose con el paisaje del Valle de Uco.
Desde esta perspectiva se evidencia la distribución en forma de cruz de la bodega, que se divide en cuatro plantas de dos niveles con el nivel superior destinado al área de fermentación, mientras que la parte de conservación se encuentra en el subsuelo. El volumen central que se aprecia en la imagen, es un recinto a doble altura, iluminado por el sol.
Construida en 1998, esta bodega es una sucesión de volúmenes rectangulares dispuestos en cruz, con un quinto volumen central jerarquizado por su doble altura y su ubicación central. Se buscó con este edificio no sólo realizar las tareas relacionadas con la producción y añejamiento del vino, sino también comunicar la identidad de la marca.
Accesos circulares diferencian las rutas que siguen los visitantes durante las visitas guiadas con el diario trajinar de los trabajadores de la bodega. Escaleras de caracol y arcadas de medio punto suavizan una arquitectura de líneas rectas y sólidos platónicos.
Todas las bodegas necesitan un espacio para cava. En este caso, el espacio circular en el centro es el eje del que parten varias filas de barricas y contribuye a crear una atmósfera solemne, casi de templo, cosa que el diseño en cruz griega del edificio pone de manifiesto, al tiempo que materiales industriales nos traen de vuelta a la actualidad.
El lucernario casi parece una nave espacial o algún otro recinto sacado de alguna película de ciencia ficción. En el centro, una lucarda deja entrar la luz cenital, mientras que los materiales usados en el techo le brindan frescura y sombra.
Un espacio pensado para los aficionados a la marca, fue concebido como un edificio moderno, que actúa como puerta de acceso a la bodega. El centro de visitantes consta de área de recepción, espacios de arte, gastronomía y merchandising, mientras comparte el edificio con oficinas administrativas que ocupan el subsuelo de Killka.
Un juego de volúmenes de hormigón visto y galerías constituyen el diseño moderno de Killka. Como un homenaje al paisaje cuyano, se utilizó una novedosa técnica en la construcción de sus muros, de hormigón ciclópeo desencofrados al fresco y tratados con agua a presión para dejar en evidencia la presencia en la mezcla de las arenas, los ripios y los cantos rodados tomados del suelo del lugar.
En este espacio se reúnen los grupos de entusiastas del vino y de la marca para las visitas guiadas. Un recinto que impone por la altura de sus techos y la sobriedad de su diseño y paleta. Desde acá se accede al auditorio, la administración, la sala de ventas y el área gastronómica.
Este es uno de los espacios destinado a diferentes expresiones artísticas como murales y esculturas que aluden al trabajo de riego del cultivo.
Este es el espacio dedicado a la venta de los productos de la Bodega Salentein y el merchandising relacionado con la marca.
Con un nombre sugerente y una arquitectura que hace juego, el edificio de la capilla se diseñó austero y al mismo tiempo cercano, con figuras alegóricas a las Escrituras y paredes hechas de tierra, una práctica recurrente en la construcción de tapiales mendocinos que se arman en bloques compactados mediante moldes.
Construida con una capacidad de unas 50 personas, el interior es casi espartano en su sobriedad. Como únicos adornos, ingeniosas aperturas que dejan entrar la luz del sol crea juegos lumínicos muy interesantes y para rematar, una cruz solar en el altar.
En fin, esta es una bodega que hay que ir a visitar cuando se está en Mendoza!